Vemos la
luz.
Vemos la
vida entera iluminada.
Ya no hay
miedo,
no hay
sangre,
no hay
tristeza.
Vemos la
gente
que llega
con su gente,
entonando
un himno
que trae
recuerdos de lejanas rosas.
Echamos a
andar y nada nos detiene.
El paso
de la sombra no nos sigue
ni
tampoco el peso
de las
palomas que arrasó la guerra.
Tenemos
ganas de caminar,
de beber
de golpe el vino
que sabe
a fruta dulce y a recuerdo grato.
Tenemos
ganas de vestirnos de alegría
y tomar
café a las dos de la mañana.
Soñamos
con el dolor y la desidia
mientras
nos redime
la copa
pura que alza un sacerdote
conocedor
de todos los secretos.
Pero
vemos la luz,
la vemos
entre
tanta oscuridad antigua.
Y ya no
nada que nos ate a la tristeza,
ni bruma,
ni camino,
ni dolor
que atrae a la desesperanza.
Y al fin
sentimos
la
luz, tibia y brillante,
justamente
encima de los hombros.
( Poema inédito de María Luisa Mora Alameda)
( Poema inédito de María Luisa Mora Alameda)
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