jueves, 18 de junio de 2020

FUEGO





  



La llama permanente y vívida

pretende crecer

dentro de nosotros,

en el puño abierto

que todavía enseña aquella luz

                                              que baila

como un vocabulario de avestruces hechos

a la misma altura de las nubes.

Necesitamos urgentemente el fuego.


Al fin que venga

y nos incendie los helados ojos.

Que ponga, en el pulgar del pecho,

una tibia manta que proteja

de la indiferencia de las manos húmedas.


Que llegue ya la llama inacabable

                                                   y vuelva

el inmenso calor del continente.


Gocemos

               otra vez

                           el tiempo de las rosas.



(De mi libro  " Los frutos siderales")